Primero mis dientes y después mis parientes
Cuenta un joven
en su primer día de clases en la universidad; luego de minutos de espera
en el salón, ingresa un hombre con tono serio solicitando
orden y silencio. Luego de unos segundos de incertidumbre esta misma
persona, vuelve su mirada hacía un alumno que estaba sentado en el
segundo lugar de la segunda fila, y le formula una pregunta, a la cual el
asombrado muchacho queda atónito por un momento y responde que ignora la
respuesta.
Con tremendo disgusto y
gesto de enojo le solicita al joven que abandone el aula, el muchacho intenta
comprender lo que está sucediendo, pero con euforia le insiste
que se vaya, que salga de una buena vez del aula.
Ante esta situación
ninguno de los otros 34 alumnos dijo absolutamente una palabra al respecto.
En el momento en que al parecer que el profesor se destinaba a seguir
impartiendo la lección, dijo las siguientes palabras: " Es increíble ver como en estos
tiempos la sociedad es completamente indiferente a las injusticias que se le
comenten a otras personas, capaces de observar un maltrato a uno de
los nuestros y preferimos callarnos y hacer de cuenta que la cosa no es con
nosotros". Luego de tomar un gran suspiro dijo en voz alta: “ Ya
puedes entrar" el "alumno" al regresar al salón dijo: “Buenos
días. Yo soy el profesor y le doy gracias a este alumno por la colaboración,
puedes tomar asiento".
Esto es el pan de
cada día en este tiempo de egoísmo, egocentrismo, indiferencia,
insensibilidad, tibieza, apatía e indolencia en que está inmersa la
humanidad.
Mientras nosotros y los
nuestros estén bien,(en algunos casos ni los nuestros), los demás no interesan,
mientras no se metan conmigo, con mis finanzas, mi comodidad, mi estatus, mi
apellido, mis creencias y reputación, el resto del mundo no importa.
Como decían los abuelos: "Primero mis dientes y luego mis parientes".
Así dijo el sabio de
sabios en su paso por esta tierra:
1 Juan 3:17: Más el que tuviere bienes
de este mundo, y viere a su hermano tener necesidad, y le cerrare sus entrañas,
¿cómo está el amor de Dios en él?
Igual
lo dijo el conocer y destacado Apóstol Pablo en su carta a Timoteo:
2 Timoteo 3:2-4: Que habrá
hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, detractores,
desobedientes a los padres, ingratos, sin santidad, Sin afecto,
desleales, calumniadores, destemplados, crueles, aborrecedores de lo bueno,
Traidores, arrebatados, hinchados, amadores de los deleites más que de
Dios.
Las
oportunidades de ayudar al prójimo suceden para que las tomemos y
mejoremos.
Comentarios
Publicar un comentario
Deja tu opinión por acá.